Estrella de Belén SMB
Sociedad Misionera de Belén
En el corazón de Colombia: un viaje de fe y descubrimiento en tierra de misión SMB
Mar 27

En el corazón de Colombia: un viaje de fe y descubrimiento en tierra de misión SMB

Del 3 al 15 de febrero de 2025, un grupo proveniente de Suiza emprendió un recorrido excepcional por Colombia, combinando descubrimiento espiritual e inmersión cultural. Organizado por los Pèlerinages Bibliques Romands (PBR) en colaboración con Ad Gentes, este viaje fue guiado por el P. Ludovic Nobel.

 

Los SMB y Colombia

Hace más de 70 años, los primeros Misioneros de Belén iniciaron su ministerio en Colombia, al servicio de una Iglesia local con cinco siglos de historia. En los años 50, tras la expulsión de los misioneros SMB de China, la arquidiócesis de Popayán hizo un llamado que la Sociedad decidió atender, a pesar de las dudas iniciales sobre la naturaleza misionera del territorio.

Aunque Colombia era un país mayoritariamente católico, los misioneros encontraron una fe poco formada, mezclada con supersticiones, y comunidades donde las iglesias y casas parroquiales estaban deterioradas. La vida religiosa se limitaba a celebraciones puntuales: bautismos, primeras comuniones, matrimonios y funerales. No existían aún estructuras sociales organizadas, y la pobreza era generalizada.

En noviembre de 1953, llegaron los primeros misioneros SMB, quienes fueron enviados a zonas rurales y de difícil acceso en los Andes. Su acción pastoral pronto se amplió al ámbito social: apoyo a comunidades indígenas, construcción de caminos y puentes, redes de agua potable y restauración de iglesias.

La década de 1960, marcada por el Concilio Vaticano II, la encíclica Populorum Progressio del Papa Pablo VI y la Conferencia de Medellín, inspiró una renovación pastoral. Los misioneros reorientaron su misión hacia la evangelización, la toma de conciencia social, la justicia y la liberación integral de la persona humana. También impulsaron la formación de líderes comunitarios mediante equipos móviles.

Este trabajo perseverante ha dejado un legado vivo en muchas comunidades locales. Hoy, aunque su presencia se ha reducido, la casa regional SMB de Popayán sigue siendo un punto de anclaje para la misión.

 

Bogotá: una ciudad entre el cielo y la tierra

 

Desde su llegada a Bogotá, los participantes descubrieron una capital vibrante, donde la modernidad y la tradición se entrelazan. La subida al Cerro de Monserrate, santuario ubicado a más de 3.000 metros de altitud, ofreció un momento de contemplación frente a la ciudad extendida a sus pies. Este lugar de peregrinación, coronado por la estatua del Señor Caído de Monserrate, es un símbolo fuerte de la fe del pueblo colombiano.

La visita al centro histórico permitió al grupo explorar La Candelaria, un barrio lleno de historia, con sus iglesias coloniales y calles empedradas. En la Plaza Bolívar, admiraron la Catedral Primada y otros edificios emblemáticos, testigos del legado religioso y político del país.

 

Zipaquirá y Villa de Leyva

Al continuar su viaje hacia el norte, los peregrinos descubrieron dos lugares emblemáticos de Colombia: Zipaquirá y Villa de Leyva.

En Zipaquirá, se adentraron en el fascinante universo de la Catedral de Sal, una majestuosa iglesia subterránea tallada directamente en las paredes de una antigua mina. La atmósfera única de este santuario, donde la piedra se convierte en oración, dejó una profunda huella en los visitantes, cautivados por la grandeza de sus galerías y el juego de luces que creaba una sensación mística.

Luego, el grupo llegó a Villa de Leyva, una de las ciudades coloniales más bellas del país. Al recorrer sus calles empedradas y contemplar la vasta Plaza Mayor, se sumergieron en el pasado, en los tiempos de los primeros misioneros españoles. La visita al Convento del Santo Ecce Homo, fundado en 1620 por los dominicos, fue un momento fuerte de recogimiento.

Ubicado en un paisaje árido, este monasterio da testimonio del trabajo evangelizador de los primeros misioneros. Su arquitectura sobria y su silencio inspirador ofrecieron una pausa contemplativa, recordando el corazón mismo de este viaje: caminar tras las huellas de la misión, entre herencia y renovación.

 

Popayán: en el corazón del legado misionero y cultural

 

Tras una primera aproximación a la riqueza histórica y espiritual del centro de Colombia, los participantes continuaron su viaje hacia Popayán, una ciudad impregnada de historia y profundamente marcada por la acción misionera de los SMB.

Fundada por los españoles en 1539, Popayán fue durante mucho tiempo un importante centro político y religioso. Hasta la independencia en 1819, fue capital de la Gran Colombia, que reunía los actuales Colombia, Panamá, Venezuela, Perú y Ecuador. Su riqueza arquitectónica y su peso espiritual la siguen posicionando hoy como una ciudad emblemática.

Durante la visita al centro histórico, los peregrinos descubrieron la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, visitada por el papa Juan Pablo II en 1986, tras el devastador terremoto de 1983 que destruyó gran parte de la ciudad. Este sismo, que sacudió Popayán un Jueves Santo, causó la muerte de más de 200 fieles que se preparaban para la misa crismal.

Hoy, la catedral restaurada permanece como un símbolo de resiliencia y fe. El grupo también visitó la iglesia de San Francisco, otra joya del patrimonio religioso, así como la plaza central y las calles históricas, testigos de siglos de evangelización y cultura.

 

Encuentro con la Iglesia local y los Misioneros de Belén

El domingo, el P. Ludovic Nobel comenzó la jornada celebrando la misa en la parroquia de la Medalla Milagrosa, situada cerca de la casa regional de los SMB. Esta parroquia, cuya construcción fue posible gracias a los Misioneros de Belén, es uno de los numerosos testimonios de su compromiso pastoral en la región. El primer párroco fue, de hecho, un misionero SMB.

Ese mismo día, los viajeros visitaron el Parque Natural Puracé, una reserva cercana a Popayán, conocida por sus volcanes y su biodiversidad, acompañados por los dos hermanos SMB residentes en la casa regional: Josef Schönenberger, conocido como Chepe, y Ernst-Peter Heiniger.

El lunes, el P. Nobel tuvo el honor de compartir el desayuno con el arzobispo de Popayán, Mons. Omar Alberto Sánchez Cubillos, O.P. El arzobispado cuenta con 110 sacerdotes y unos 40 religiosos.

El arzobispo expresó su gratitud hacia la SMB por su labor en el territorio, en particular por el ministerio actual del P. Chepe como confesor de la catedral, una misión que desempeña con mucha delicadeza y con gran aprecio por parte de los fieles. También manifestó su apertura e interés por nuevas formas de colaboración con la Sociedad.

 

 

El viaje por el sur de Colombia concluyó con una inmersión en Cali, ciudad vibrante y conocida como capital mundial de la salsa.

 

Cartagena: ciudad de san Pedro Claver, apóstol de los esclavos

Tras haber descubierto el centro y el sur de Colombia, los participantes se dirigieron al norte para llegar a Cartagena de Indias, perla del Caribe y símbolo del mestizaje cultural del país.

Desde su llegada, se sumergieron en la atmósfera envolvente de esta ciudad, clasificada como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Entre los lugares emblemáticos visitados estaban las murallas de la ciudad vieja, la imponente fortaleza de San Felipe de Barajas —una ciudadela del siglo XVII construida para defenderse de los ataques piratas—, y el Museo de la Inquisición, que evoca los capítulos más oscuros de la historia local a través de sus colecciones y su arquitectura colonial.

En el corazón de esta etapa, la visita a la iglesia de San Pedro Claver, un edificio jesuita del siglo XVII, fue un momento de fuerte carga espiritual. Este santuario, donde reposan los restos del santo, es uno de los principales lugares de peregrinación de Colombia.

Pedro Claver (1580–1654), jesuita español nacido en Verdú, fue enviado a Colombia en 1610.

Cartagena era uno de los dos puertos autorizados por la corona española para recibir esclavos: cada año desembarcaban allí unos 10.000 cautivos africanos.

Nada más llegar, Pedro Claver corría al puerto, acompañado por antiguos esclavos que actuaban como intérpretes. Subía a los barcos para ofrecer agua, alimentos y cuidados a los enfermos hacinados en las bodegas.

Consciente de que los cautivos solo estarían brevemente en Cartagena antes de ser enviados por todo el continente, se apresuraba a prepararles para el bautismo, transmitiéndoles lo esencial de la fe. Se estima que bautizó a unos 300.000 esclavos.

Pero su compromiso no se limitó a ellos: visitaba a los enfermos en los hospitales —especialmente a los leprosos—, y acudía a los prisioneros de guerra holandeses e ingleses.

En 1650, una epidemia de peste golpeó Cartagena. Fiel a su misión, Pedro Claver cuidó a los enfermos hasta que él mismo contrajo la enfermedad. Murió en 1654, agotado por su labor. Fue venerado como santo desde el momento de su muerte, y su legado continúa inspirando hoy a los creyentes.

 

Santa Bernarda Bütler: una suiza al servicio de la misión en Colombia

 

 

Durante su estancia en Cartagena, los participantes descubrieron otra página notable de la historia misionera suiza en América Latina: la obra de santa Bernarda Bütler.

Nacida en Altstätten, Suiza, ingresó en las capuchinas bajo el nombre de sor María-Bernarda y fue elegida superiora del convento de Maria Hilf en 1880.

Impulsada por un profundo deseo misionero, dejó su país en 1888 para partir a Ecuador, donde fundó la Congregación de las Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, dedicada a la educación y la caridad. Sin embargo, una revolución en 1895 la obligó a abandonar el país. Encontró refugio en Cartagena, Colombia, donde consolidó la misión de su congregación y continuó su entrega a los más pobres.

Fue beatificada en 1995 por san Juan Pablo II y canonizada en 2008 por Benedicto XVI. Santa Bernarda Bütler fue la primera santa suiza canonizada desde 1848.

El apostolado de las franciscanas misioneras, bajo la dirección de santa Bernarda y de Madre Charitas Brader, fue fundamental para la historia misionera en Colombia. Sin su presencia y su trabajo pionero, es probable que los Misioneros de Belén nunca se hubieran implantado en el país.

En efecto, el abate Charles Boxler, sacerdote suizo de gran celo misionero, acompañó a las religiosas suizas del convento de Altstätten en sus misiones en Colombia y fue testigo del inmenso vacío pastoral que existía entonces.

De regreso a Suiza, como superior del Salesianum de Friburgo, transmitió su pasión por la misión colombiana a los jóvenes seminaristas. Sensible a los desafíos de la Iglesia local, respondió con fervor al llamado de Mons. Diego María Gómez, arzobispo de Popayán, y se dedicó a movilizar a sus compatriotas en favor de la evangelización de esta tierra necesitada de sacerdotes.

Gracias a su compromiso, fue enviado un grupo de sacerdotes diocesanos suizos, entre los cuales Guillaume Fillinger, Théophile Tuor y Lin Loser, quienes sentaron las bases de la obra Fidei Donum en Colombia. En total, cerca de cuarenta sacerdotes suizos dedicaron parte de su vida a la misión en este país.

A pesar del prestigio histórico de Popayán, las vocaciones sacerdotales seguían siendo escasas. Frente a esta realidad, Mons. Gómez hizo un llamado a los Misioneros de Belén, a través del abate Fillinger. Así fue como la SMB se comprometió a su vez con la misión en Colombia.

 

Inmersión en La Boquilla y cierre del viaje

El jueves 13 de febrero, el viaje continuó hacia La Boquilla, un pequeño pueblo de pescadores a las puertas de Cartagena, considerado el corazón vivo de la cultura afrocolombiana. Allí, los participantes compartieron un momento de inmersión en una comunidad marcada por la resiliencia, la identidad y la alegría de vivir.

Al día siguiente, el grupo emprendió el regreso. Por la tarde, partieron hacia el aeropuerto, con el corazón lleno de imágenes inolvidables y encuentros profundamente inspiradores.

Los invitamos a revivir estos momentos visitando nuestra galería de fotos dedicada a esta peregrinación..

 

No duden en consultar también los anuncios de los próximos viajes espirituales organizados por los Pèlerinages Bibliques Romands, guiados en el espíritu de Étoile de Bethléem por el P. Ludovic Nobel. Además, pueden revivir las experiencias de fe y cultura de nuestras peregrinaciones anteriores leyendo los artículos disponibles en nuestro sitio web.