Evangelio del Día | En esta Epifanía, ¿cómo nos invita el ejemplo de los Reyes Magos a seguir la luz de Cristo, compartir la alegría de su encuentro y transformar nuestras vidas?
La dimensión universal de la salvación
La Epifanía nos recuerda que la Buena Nueva de la Encarnación trasciende las fronteras de naciones y culturas. Los Reyes Magos, sabios del Oriente, simbolizan la universalidad de la salvación traída por Jesús. Dios no vino solo para una nación o un grupo, sino para todas las razas, pueblos y naciones.
San Mateo nos enseña en el Evangelio de hoy que la puerta de la fe cristiana está abierta para todos. Sin embargo, para llegar a Dios, es esencial tener guía—como los Reyes Magos con la estrella de Belén—y estar dispuestos a hacer esfuerzos. Su largo viaje, impulsado por una búsqueda interior profunda, nos recuerda la perseverancia necesaria para encontrar la luz divina.
De la estrella a la verdadera Luz
La estrella de Belén, tan querida en nuestros corazones, tenía una misión: llevar a los Reyes Magos a Jesús. Una vez cumplida su tarea, desaparece ante Cristo, la verdadera Luz del mundo. Los Reyes reconocen en este niño a su Rey, su Dios y su hermano en humanidad. Por sus ofrendas—oro, incienso y mirra—expresan este triple reconocimiento.
Arrodillados ante Jesús, los Reyes Magos nos enseñan que encontrarse con Dios requiere humildad y adoración. Este encuentro cambia sus vidas: regresan por otro camino, simbolizando la transformación que trajo.
Compartir la alegría con el mundo
La alegría de encontrar a Cristo no puede quedarse confinada dentro de nosotros. Jesús, quien vino a salvar a toda la humanidad, nos llama a compartir su paz y alegría con los demás.
Como los Reyes Magos, estamos invitados a ser portadores de luz, testigos de la grandeza de Dios a través de nuestras vidas y acciones.
San Pablo nos recuerda en la segunda lectura que la Buena Nueva debe ser anunciada a todas las naciones. Como discípulos de Jesús, es nuestra responsabilidad dejar que la luz de Cristo brille en un mundo frecuentemente marcado por las sombras.
Una oración para la Epifanía
Señor, en este día de Epifanía, te damos gracias por la luz que has traído a este mundo.
Ayúdanos a seguir el ejemplo de los Reyes Magos, a buscarte con perseverancia y a ser transformados por tu presencia.
Haznos testigos fieles de tu luz, para que podamos compartirla con aquellos que más la necesitan. Amén.
Referencias Bíblicas
- Is 60, 1-6
- Ef 3, 2-3a.5-6
- Mt 2, 1-12
Evangelio de Jesucristo según san Mateo
Jesús nació en Belén de Judea,
en tiempos del rey Herodes.
Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén
y preguntaron:
«¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?
Porque hemos visto salir su estrella
y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes,
se sobresaltó y con él toda Jerusalén.
Convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo,
y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea,
porque así lo ha escrito el profeta:
Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judá,
pues de ti saldrá un jefe,
que será pastor de mi pueblo Israel».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos
para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella,
y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño,
y cuando lo encontréis, avisadme,
para ir yo también a adorarlo».
Después de oír al rey, se pusieron en camino.
Y de pronto, la estrella que habían visto salir
comenzó a guiarlos,
hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella,
se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa,
vieron al niño con María, su madre,
y cayendo de rodillas lo adoraron.
Después, abrieron sus cofres
y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un aviso
de no volver a Herodes,
regresaron a su tierra por otro camino.
Para las lecturas del día de hoy, consulte Vatican News.
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