Evangelio del día | El Bautismo de Cristo revela el amor del Padre hacia su Hijo y el deseo profundo de ser amado y llamado por nuestro nombre. ¿Cómo ilumina este evento nuestro propio bautismo y nuestra identidad como hijos de Dios?
Una necesidad universal de amor y reconocimiento
El relato del Bautismo de Cristo nos muestra una necesidad humana fundamental: ser reconocidos, acogidos y amados. Durante este momento único, los cielos se abren y la voz del Padre proclama:
«Tú eres mi Hijo amado; en ti he puesto mi complacencia» (Lc 3, 22).
Esta declaración pública de amor revela la identidad única de Jesús como el Hijo de Dios, sobre quien reposa el Espíritu Santo.
Esta solemnidad prolonga la luz de la Navidad, recordándonos que, aunque hayan pasado treinta años desde los acontecimientos en Belén, este momento forma parte de la revelación del Mesías, señalado por los pastores y la estrella. También marca el inicio del ministerio público de Jesús, en el que manifiesta el amor de Dios por la humanidad.
Una misión de amor para la humanidad
El Bautismo de Jesús inaugura su misión.
Cercano a los pobres, los enfermos y los quebrantados de corazón, Jesús revela el amor incondicional del Padre hacia todos, especialmente hacia los más vulnerables. A través de su sacrificio supremo, Jesús muestra que este amor no tiene límites.
Este bautismo, donde el Espíritu desciende sobre Él, es un testimonio visible del vínculo íntimo entre el Padre y el Hijo, y una invitación a reconocer a Jesús como Señor.
Un recordatorio de nuestro propio bautismo
La solemnidad del Bautismo del Señor también nos recuerda nuestro propio bautismo.
Aunque no hayamos presenciado los cielos abiertos ni escuchado una voz celestial, hemos recibido el mismo Espíritu. Por el bautismo, nos convertimos en hijos e hijas amados de Dios. Este sacramento cumple nuestro anhelo profundo de ser llamados por nuestro nombre y amados por lo que somos. Nos invita a vivir plenamente nuestra identidad cristiana a la luz del amor divino.
Una oración por nuestra identidad bautismal
Señor, te agradecemos por el don del bautismo, por el cual nos llamas tus hijos amados. Ayúdanos a caminar cada día a la luz de tu amor, a seguir el ejemplo de tu Hijo y a dar testimonio de tu gracia en el mundo.
Amén.
Referencias Bíblicas
- Is 40, 1-5.9-11
- Tt 2, 11-14 ; 3, 4-7
- Lc 3, 15-16.21-22
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas
En aquel tiempo,
el pueblo estaba a la expectativa,
y todos se preguntaban en su interior
si Juan no sería el Mesías.
Juan respondió a todos:
«Yo los bautizo con agua,
pero viene uno que es más poderoso que yo,
a quien no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias.
Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.»
Después que toda la gente se bautizó,
también Jesús fue bautizado.
Y, mientras oraba, se abrió el cielo.
Y el Espíritu Santo bajó sobre Él
en forma corporal como una paloma.
Y una voz vino del cielo:
«Tú eres mi Hijo amado;
en ti he puesto mi complacencia.»
Para las lecturas del día de hoy, consulte Vatican News.
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