Evangelio del Día | Jesús realiza su primer signo en las bodas de Caná, convirtiendo el agua en vino. Este milagro revela la plenitud de la Nueva Alianza, marcada por la alegría y la abundancia del Reino de Dios.
Las Bodas de Caná: El Primer Signo de Jesús
Después del tiempo de Navidad y la Epifanía, la liturgia nos lleva a la vida pública de Jesús. Hoy reflexionamos sobre su primer signo, realizado en las bodas de Caná.
Poco después de su bautismo y el llamado de sus primeros discípulos, Jesús asiste a un matrimonio en una familia cercana. En medio de la alegría de la celebración, surge un imprevisto: falta el vino. María, siempre atenta, se da cuenta y lo menciona a su Hijo. Jesús, aunque parece dudar, interviene y transforma el agua en vino de excelente calidad. Este milagro sorprende a los invitados e inspira fe en sus discípulos.
Un Signo Que Revela la Alianza
El evangelista Juan nos recuerda que este milagro es mucho más que un acto de amabilidad: es un signo. Señala algo mayor: la plenitud de los bienes del Reino.
La imagen de una boda simboliza la Alianza entre Dios y su pueblo, un tema recurrente en el Antiguo Testamento.
En este contexto, Jesús asume el papel del esposo al proporcionar el vino, una responsabilidad tradicionalmente reservada al novio. A través de este acto, Jesús se revela como quien establece la Nueva Alianza, caracterizada por la abundancia, la gratuidad y la excelencia.
El vino simboliza la alegría y la vida que Cristo trae, transformando nuestra existencia cotidiana.
Transformando Vidas a Través de Cristo
Este pasaje nos invita a reconocer a Jesús como quien renueva nuestros corazones y vidas. Al igual que el agua convertida en vino, Él transforma nuestras luchas diarias. Su presencia disipa nuestros temores, reemplaza la monotonía con propósito y llena de confianza en la providencia de Dios.
El vino en las bodas de Caná, símbolo de la alegría mesiánica, nos recuerda que la vida cristiana es un llamado a abrazar la confianza y el amor.
Al acoger el amor de Cristo, entramos en una alianza de alegría y libertad.
Referencias Bíblicas
- Is 62, 1-5
- 1 Cor 12, 4-11
- Jn 2, 1-11
Evangelio de Jesucristo Según San Juan
En aquel tiempo,
se celebraron unas bodas en Caná de Galilea.
La madre de Jesús estaba allí.
Jesús y sus discípulos también habían sido invitados a la boda.
Faltó el vino,
y la madre de Jesús le dijo:
«No tienen vino.»
Jesús le respondió:
«Mujer, ¿qué nos importa eso a ti y a mí?
Todavía no ha llegado mi hora.»
Pero su madre dijo a los sirvientes:
«Hagan lo que Él les diga.»
Había allí seis tinajas de piedra
para las purificaciones rituales de los judíos,
de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
«Llenen de agua las tinajas.»
Y las llenaron hasta el borde.
Entonces les dijo:
«Saquen ahora un poco
y llévenselo al encargado del banquete.»
Así lo hicieron.
Cuando el encargado probó el agua convertida en vino,
sin saber de dónde venía—
aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua—,
llamó al novio y le dijo:
«Todos sirven primero el mejor vino
y, cuando los invitados ya han bebido mucho, se sirve el corriente.
Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.»
Este fue el primero de los signos de Jesús,
y lo hizo en Caná de Galilea.
Así manifestó su gloria,
y sus discípulos creyeron en Él.
Para las lecturas del día de hoy, consulte Vatican News.
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